A diferencia de hace un par de
siglos, cuando la escritura se reservaba
a las clases altas y determinados cargos, hoy en día escribir se ha convertido
en algo tan natural como respirar, y es que escribimos a diario a mano, en
computador, en los mensajes de texto o llenando un formulario de impuestos,
pero ese no es el punto. Escribir va más allá de garabatear unos signos en un
papel y saber que son una palabra con un significado, escribir es un arte, un
arte tan delicado que el más mínimo cambio de una tilde o una coma cambiará por
completo el sentido de lo que comunicamos.
Escribir es comunicar ideas, de
manera tal que si deseamos convencer a alguien sobre algo, o que si narramos
una historia lo hagamos de tal forma que el lector se convenza de hacerlo o
quiera volver a la historia una y otra vez y ¿por qué no? Que espere con ansias
lo próximo que escribamos.
Digo que escribir es un desafío
porque no es tan sencillo como parece, algunos ejemplos de esta afirmación son:
Escribir una carta ¿quién considera que escribir cartas es sencillo? Cómo expresar
que solicitamos algo o comunicamos algo sin enredarnos una y otra vez, y ser
concretos y contundentes; otro ejemplo es un ensayo, es algo que toma su tiempo
y muchas veces nos podemos quedar
mirando la hoja en blanco sin saber que decir, o cómo evitar “cortar y pegar”
lo que otro autor ya ha dicho ¡y ni que decir de un poema o una novela!
Si intentamos escribir en base a
alguno de los anteriores modelos con una cantidad de tiempo limitada y sin
ideas claras nos damos cuenta que realmente no sabemos nada. Por esto vale la
pena tener estos momentos de duda y desesperación, enfrentarlos y salir
victoriosos. Digo victoriosos, porque una vez empezamos a escribir forzamos a
nuestro cerebro a que piense y trabaje en pro de construir lo que desea
comunicar.
Pero ¿cómo hacer que realmente
triunfemos al escribir? ¿Cómo hacer para que nuestras cartas sean serias,
objetivas y claras? ¿Cómo lograr que los ensayos demuestren los esfuerzos
realizados? ¿Cómo hacer que todo lo que escribamos realmente comunique algo? La
respuesta es sencilla: leyendo.
Al leer distintos tipos de
materiales como novelas, editoriales, artículos y ensayos de otros autores
ampliamos nuestro conocimiento y aprendemos nuevas palabras, términos y estilos
con los cuales podemos construir nuestro propio estilo e identidad al escribir.
Luego de leer, debemos escribir
un plan. Este plan solo será una herramienta para guiarnos durante nuestro
proceso de escritura, en dicho plan estableceremos el tema que queremos tratar
(historia, arte, ciencia, política, religión, etc.), qué queremos hacer
(narrar, exponer, justificar, argumentar, etc.), la idea central de lo que vamos a hablar y las ideas que soportarán dicha
idea central y permitirán que se desarrolle para llegar a la conclusión final
(moraleja, conclusión, cierre, el destino final de nuestra idea original).
Posterior a elaborar el plan nos enfocaremos
en escribir, escribir y escribir. Escribiremos un borrador siguiendo el plan
que ya organizamos, le daremos profundidad a las ideas, complementaremos con
ejemplos, argumentos, rimas, metáforas donde así se requiera y escribiremos
hasta que consideremos que hemos terminado.
Una vez terminado leeremos
nuestro borrador, buscaremos posibles fallas, errores en el uso de géneros, plurales,
conjugaciones y el uso de signos de puntuación. Una vez identifiquemos las
posible fallas volveremos a escribir tomando en cuenta nuestras correcciones.
Al terminar tendremos un escrito
en limpio, lo mejor en este punto es darle nuestro escrito a alguien más para
que lo lea, preferiblemente en voz alta, y nos dé su opinión, podremos
preguntarle sobre qué trata el texto para saber si hemos cumplido con nuestro
propósito de comunicación inicial. Esta persona o personas nos darán una
retroalimentación, probablemente el escrito esté bien, como puede que nos
sugieran pequeños cambios que hagan que el texto sea más claro. Ahora bien, no
digo que con estas sugerencias debamos cambiar todo el texto, solo servirán
para que nos demos cuenta de qué fallas pudimos tener y tomarlo como una
crítica constructiva para mejorar nuestras habilidades de escritura.
Después podremos volver a
escribir teniendo en cuenta las sugerencias y ¡finalmente tendremos nuestro
texto terminado!
Ahora resta es seguir
leyendo, leer, leer y leer cuanto podamos y sobre todos los temas posibles, para seguir construyendo nuestro
vocabulario, abriendo nuestra mente a nuevos mundos con el fin de continuar
escribiendo. Cada texto es escribamos será mejor que el anterior, finalmente la
práctica hace el maestro y como todos los desafíos, el desafío de escribir se
conquista en el momento en que decidimos continuar en el camino.